jueves, 1 de septiembre de 2011

Caliente

Nací de la tierra árida que se incrusta entre los dedos del pie cuando desnudo camino por el desierto. Sensible como el corazón elegí el trazar esbozos de sangre en las ruinas vorágines de la nada.


Soy caliente como tu boca. De madre cálida nacida en el desierto. Soy de mar, soy del sur, anclado en aguas termales del trópico. Soy del vientre térmico de mi madre. Extensión de sus ovarios, semilla incipiente del esperma. El sexo fue ardiente. Soy cálido como el abrazo, como el beso, como el sexo.


Solo busco el contemplar y sentir. El despertar con caricias llenas de sol en mi magro cuerpo. El dormir bajo el lecho de la palma. Cobijado entre humos de coco y copal. Adormecido por el sabio elíxir de la amapola.


Soy sufragio de la piel. Disfruto de sudar y el quemarme bajo la frágil estela del fuego.


Y me corto profundamente para drenar todo frío y dejar que la cálida paz de la virginidad del mar entre en mí. Así, calientita y recóndita. Dentro, muy dentro. En paz y en calidez.


Para que después del infinito vuelva cálidas cenizas. Rojitas, amarillas, naranjas y sol. Para que después de muerto vuelva a eyacular en vida.


Calientita vida.

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