¿Porqué escribe un escritor? Me pregunto a mis adentros. No
lo sé y ni me interesa, fue mi primer agitación. Mentira, claro que me interesa
pero siempre estoy dando la contra, hasta a mis ideas, hasta a mis entrañas, soy
un pequeñito y enclenque disidente. Todo un verdadero desalmado, un hijo de
puta, bestia, cabrón e inhumano, como gritaría mi ex esposa.
Quizás se es un escritor porque no se tiene otra cosa mejor
que hacer. O porque era lo único que sabía hacer. Quizás sólo quería demostrar
algo al mundo. Quizás solo fui un intento de grito. Tal vez era un
exhibicionista sinvergüenza cualquiera, de esos que abundan en el mundo del
arte. Sí, eso ha de ser. Un sinvergüenza, imprudente, desquiciado, coprofílico,
apestólico, engendro, satánico, pedófilo, amlover y comeniños.
Nah, seguramente por algún trauma de infancia, de esos que
pululan por doquier. De esos que saturan a los verdaderos artistas. No los de
los cuadros, los de las instalaciones, los de los cuentillos, los de la televisión,
los del pinche cine, no, no, esos no son más que payasos de baja estirpe. Un
verdadero artista disfruta de las vejaciones, violaciones, peleas, accidentes,
terremotos y más. Eso lo aprendí del romanticismo y el falso estigma del
artista. No me juzgues, es que los libros me dicen que pensar y yo no me sé
negar.
Y lo pienso y me intrigo y profundizo en mí, no veo ninguna
calamidad en mi pasado, solo veo juegos, bicicletas, ajedrez, oratoria,
pintura, electrónica, guitarra, tazos, dulces, fútbol. También veo una familia
disfuncional, ¿alguien conoce a alguna funcional? Que tire la primera piedra el
que sí. Nintendo, masturbaciones, pubertad y decadencia. Sí, decadencia suena
bien y queda mejor. Aunque la verdad siempre fui y sigo siendo, bastante ñoño.
Entonces ¿dónde quedaron los traumas de niñito?
Si no me pasó algo grave, si no me quedé inválido, sino he
sido amputado de mis extremidades, si sigo teniendo falo funcional y si estudié
en una de las escuelas más clasisistas y caras de mi país, con aquellos huercos
que sabiéndose ricos de por vida solo tenían mierda que ofrecerle al cosmos,
entonces, ¿porqué tengo el alma de escritor? De esas tristes, vagas y taciturnas
almas que deambulan arrastrando sus eternas cadenas por doquier. ¿Porqué coños
mostrar el cáncer y asquerosidad que siento por la estirpe humana? ¿Porqué si
fui criado como Marcelino Pan y Vino?
Filosofando durante mi viaje a un recóndito pueblo aledaño a
mi ciudad, vislumbré lo que ya todos conocemos, la capacidad en que la televisión
nos envuelve como una madre arropando a su indefenso bebé, como un alcohólico
abrazando su botella, como una cuarentona teniendo su primer orgasmo. ¡Vaya
genio! ¿Dónde está mi premio por tan sigilosa teoría?
¿Quién no fue criado por la televisión? Piensen, ¿Recuerdan
los sentimientos encontrados cuando la televisión? Infinidad de ellos. Emanan
olores a papitas con salsa botanera en pleno domingo de eucaristía, a paletas
de sandía incrustándose entre los dientes, a madrugar cuando niño a para
esperar la primer serie de las aventuras a las siete en punto de un gran
domingo. Mientras todos se lavaban y acicalaban para irse a la misa, yo me
ponía mis camisetas de súper héroes y disponía a ver de mis serias favoritas. Y
es aquí donde se rompe mi Pandora y sale a relucir mi tétrico pasado. Tocando
esta sensibilidad fantoche de infancia, evocación y trasgresión humana. Mi
primer gran tragedia, como diría, mi ya agobiada, terapeuta.
¿Mi trauma infantil? Mi caricatura favorita, los Caballeros
del Zodiaco. Y comienza la más triste de las desdichas, incluso más triste que
los patéticos videos de gatos y la gente irreverentemente inteligente que los
satura de likes y views a tan prodigiosas obras humanas.
Éramos una jauría de mocosos y amábamos a los Caballeros del
Zodiaco, esa caricatura de grandes seres mitológicos y fantásticos luchadores
en cuerpos de humano. ¿La recuerdan? Fantásticos hombres ataviados de metales
preciosos, oro, plata, bronce u otros materiales. Ónix, jade, madera, semen,
que se yo, había de todo tipo para todos los gustos. O la versión mexicana
racista del caballero Mosca, aquel que muere de un solo golpe a causa de su chafo
mexicano material. Si eres maduro, sabio y no has muerto de sobredosis,
seguramente lo recordarás.
¿Recuerdan a todos nosotros, pequeños, chiquiticos y
huerquitos ensimismados al final de cada capítulo? esperando que nuestros
enclenques debiluchos de bronce sacasen la casta para derrotar a la orgiosa
jauría de caballeros dorados envilecidos por el poder del universo. Queríamos
darle en la madre a los mágicos caballeros dorados tocados por la pija de Dios,
aquellos que transtornados y agazapados por la puta de la ambición y el gigoló
del poder, decidieron desobedecer sus leyes universales y dieron la contra al
cosmos para intentar dominarlo. Doce signos zodiacales, doce caballeros dorados
que derrotar en 12 horas por 4 pusilánimes jóvenes con cuerpo de mujer y
protección de bronce.
¿Qué putas dije? ¿fantásticos cuerpos de mujer?, ¿será o
estoy desvariando? ¿Niñas enfundadas en metales para salvar al mundo? Ahora lo
pienso y sí, mujeres. ¿De pequeños las veíamos como niñas? No. ¿De grandes?
Sólo si se es sabio y crítico como uno. ¿Entonces de pequeños jugábamos a
aspirar a tener un cuerpo de niña y ser adorado por Atena y ser protector del
universo? Sí. ¿Estoy cometiendo una herejía porque te hago recordar esos sacro
momentos y hasta hoy te los cuestionas? Quizás.
¡La puta madre y lo grito! Esas caricaturas no eran más que
mujercitas con mucho poder y lindísimas armaduras. Y todos los niños de mi
generación querían ser como ¿ellos? Ahora entiendo el declive de mis
contemporáneos, de mi misma sangre con la cual crecí. De su tergiversada
sexualidad a base de este tipo de caricaturas. ¿Y nuestros padres? A ellos les
daba igual mientras pensaban que éramos una bolita de machotes, fuertotes, que
peleábamos contra los malos pensando nosotros en ser como los audaces
Caballeros. Hoy lo pienso y resuelvo que todos nosotros queríamos ser las
verdaderas Damas del Zodiaco. Pinches japoneses retorcidos, creando caricaturas
lindas para los bebos, tan lindas que en el fondo de las mismas les cambian los
sexos a los personajes y destazan, sin darnos cuenta, la poca espiritualidad
que nos cargábamos, pero bueno, esa es tela para otra de estas tonterías escritas.
Cabello largo y perfecto, más sedoso y hermoso que
cualquiera de las mujeres. Eran flaquititititos, como cuerpo de modelo de
pasarela. Ojazos tan bellos como los de las ninfas con las que sueño.
Movimientos de bailarina profesional de balet. Ponle pechos a esos personajes y
me caso con alguno de esos.
Disculpen la emoción. Viré un poquito hacia mi trauma,
quizás por el hecho que hoy, duele hasta las entrañas.
Según ustedes, cuestionables o no, sobre mis sigilosos
pensamientos, hay otros totalmente incuestionables dentro de esta caricatura.
La osadía ochentera de promover sin escrúpulo alguno, la homosexualidad. Jesús,
María y José, ¿qué nos hicieron de chiquitos?
¿Se acuerdan del caballero Piscis? Su máximo poder era
lanzar una hermosa flor negra llena de pétalos hermosos, al corazón de sus
oponentes, hasta que esta consumía su sangre, tornaba roja y morían. ¿Se
acuerdan de su lunar lleno de sensualidad arriba de su boca? ¿Recuerdan su voz
afeminada? Los caballeros no le temían por su preciosa armadura dorada, ni por
su flor negra, sino porque el tipo seguramente era de los que esperaban a que
el oponente durmiera para darle una tremenda cogidota sin consentimiento.
A Aries le dieron tremenda sabiduría. A Leo, un potente
casco de épicos cuernos. Géminis, el jefe de los malos. Cáncer, pura explosión.
Leo, más valentía que ninguno. Virgo, concentración infinita. Libra gozaba de
poderosas armas. Escorpión era un asesino despiadado. Sagitario tenía la más
perfecta de las armaduras. Capricornio era un completo hijo de puta. Acuario
una bestia de la muerte. ¿y Piscis? Ya hablamos de este ser, mataba con rosas y
te tiraba adrede el jabón.
Nací en febrero, el último día del mes, todo un piscis.
¿Se imaginan cómo fue mi infancia? Venga, venga, ponte en
mis zapatos, todos felices de jugar a los caballeros del zodiaco mientras a mí
me tocaba el más afeminado y mariquita de todos. En país machín, huercos machines
y mentes pendejas, viví, sufrí y lloré.
¿Ahora entiendes porqué escribo?