jueves, 17 de febrero de 2011

Quitan mis moldes y no los ponen.

Después de ejercitar este precioso y tonificado cuerpo y de cenar all bran con melón y leche me disponía a dormir. Eran aproximadamente quince minutos después de la media noche. Antes de acostarme a dormir me invadió una terrible necesidad por enmendar ciertos asuntos cotidianos como arreglar mi ropa lavada, colgarla en ganchos, coser dos botones de una camisa azul, tirar basura y más. También osé en atreverme a intentar ordenar los archivos de mi computadora. Poner las cosas en su lugar. Carpetas por materias y calificaciones de mis alumnos, entre otros muchos archivos basura. Dió la una de la mañana y todo iba bien. Incluso estrenaba La Zona Sucia de Nacho Vegas mientras el mundo follaba trepidantemente entre moteles y chocolates ya que horas antes era San Valentín.

No, algo me faltaba por hacer. Claro, me dije a mis adentros. Los bellos anillos de resina pues si no los hago no los terminaré para el día de la entrega, por ende seré el niño más pobre del universo, sin gasolina para mover mi coche, sin morlacos para ligar a las nenas, sin plata para arreglar los frenos de mi coche, sin billete para cambiar las llantas del mismo, sin nada para beber, para comer y para muchas otras mundanidades que nos agobian. Y eso que sigo viviendo en casa de mi padre. Vaya futuro que me espera. Joder.

Tomé fuerzas de lo más recóndito de mi alma y bajé a ponerme esos guantos tan coquetos de látex que tanto me gustan para proceder a trabajar con joyería fantástica. Me preparaba para la realización de un molde de caucho para un anillo y a su vez el vaciado de resina dentro de un molde ya anteriormente hecho.

Como me estoy cansando y al escribir se me pasa el enojo, les resumiré la tragicomedia del momento. El cochino molde de caucho fraguó tan rápido que se quedó a la mitad del vaciado y dejó un hoyito en el mismo haciéndolo inservible. Todo se jodió y pensé por un momento que debía de colgarme del abanico del techo de mi cuarto. Antes de ir por la soga pensé Tranquilo vato, sereno moreno, todavía queda por vaciar la resina antes que se ponga dura en el molde correspondiente. Con una gran sonrisota estúpida batía y batía la venenosa pócima, mezclándola y meneándola de una manera tan sensual para eliminar toda impureza de burbujas satánicas que no dejan hacer bien tu trabajo.

Y que la mezcla queda tan pura como los ojos del colibrí con el que sueño a diario. ¡Bendito sea cupido!

EUREKA, es hora de vaciar este hermoso elixir en su correspondiente molde. Pero cuando todo va bien, el destino se encarga de abofetearte por enésima vez, la PUTA MADRE, no hay moldes en la cajita de los moldes. ¿Dónde están mis moldes? ¿Porqué los quitan? ¿Quién se atrevió a robar mis horas y horas de arduo sudor?

Exacto, creo que se quien fue el culpable, alguien de mi familia los tiró y estoy pensando que fue mi padre. Seguramente no está orgulloso que su hijo le tire al hippie de vez en cuando para sacar adelante esta deplorable vida -económicamente hablando- que lleva a sus casi veinte y cinco primaveras. Tampoco que sobreviva con un salario de maestro universitario. Seguramente me veía como Presidente de la República, empresario tipo Slim o algún IngeCientiBiónico de la NASA.

“Te convertirás en lo que eres” me digo una y otra vez hasta sentir la calma Nietzscheniana que me hace pensar “Vamos bien, dije, vamos bien”.

Creo que tengo que salirme de casa. Vaya dolorosa afirmación. ¿No tengo para gasolina pero creo que podré rentar un departamento zona no balacera? Mejor, seguiré bebiendo hasta ganar la lotería.

Hice la soga a un lado, me puse a saltarla como cuerda bailarina de pequeña niña hasta cansar mis sentidos.

Sulfurando me fui a mi cuarto, me sentía diezmado, violado, víctima y frágil. No podía dormir hasta que empecé con esta triste, fortísima e intensa y real historia.

Se está cometiendo una injusticia: quitan los moldes y no los ponen.

lunes, 14 de febrero de 2011

Feliz día de San Valentín

Es la vigésima cuarta vez que se me presenta este cochino día. Vaya largo trecho recorrido. Vaya agobio soportado.

Hoy tengo ganas de reprobar a todos mis alumnos y de patalear y gritar porque es un día NO especial donde el único ganador es el marketing y los moteles. Donde cupido posa con aires de grandeza su patética feminidad infantil y la contaminación anota un gol con millones y millones de post its desperdiciados en toda la "humanidad" de los coches que desaforados buscan el mejor y más próximo exilio sin luz para pasar al placer carnal en este día tan estridente.

Mientras tanto seguiré bebiendo hasta encontrar esas hermosas y regordetas nubes en donde posar mi asqueroso pesar.

Afortunadamente HOY en España sale a la luz el nuevo disco de Nacho Vegas "La zona sucia", el folklor decadente hace presencia en este día seguramente por razones de equilibrio universal. Después de tanta cursilería frívola y publicitaria un poco de agresión colosal a la estirpe humana no le viene nada mal al cosmos. Esto es lo único que mantiene mi espíritu inquebrantable como pepita de oro recién secuestrada de la mina.

"Vamos bien, dije, vamos bien."

Además se acerca mi cumpleaños de plata haciéndome saber que cada vez soy más viejo y en algún punto mi enclenque cuerpo marchitará frágil como las hojas en otoño y mi corazón quebrará como cristal impactándose al suelo.

Y al llegar a mi hogar, al lado de mi cama me encontraré con mi hermosa y provocadora Sexus de Miller que se encuentra en trance orgásmico mientras leo sus caóticas historias que embargan las relaciones humanas.

Disfruten su día que yo haré lo mío. Y recuerden que me gusta escupir sobre quimeras haciéndome acreedor del mote Abrahamor "la gran broma final".

Los quiero.

Ea.