escribo arabescos con tus lágrimas de miel en lo amplio del ventanal,
el vidrio opacado por el vaho de la penumbra y nuestros alientos
me incita a cortar tu lánguida y calientita lengua en rollitos de placer,
recuerdo jugar con ella
mientras nos pellizcábamos los párpados
extenuados de tantos ocasos de luz,
entrando y saliendo
una y otra vez en nuestro cuerpos.
sumas y sumas de gracia,
como la noche eterna que escribo en la piel,
como el pecado andante de tu belleza ancestral
mítica como la noche
tan perfecta como solo tú sabes serlo.
y respiro dibujos de gotas abstractas llenas de tintas y color,
tantos sentidos en revolución andante aullan en trepidante gloria.
beso a la tierra fértil que me ata a mis raíces
mientras bebo toda la humedad de mi vida
y la de tu ser.
seguiré ideando en como transformar las partículas de sol
en astillitas de deliciosas gotas
para así mojarnos
hasta que dure lo que dura un fragmento de infinito
y volvernos humedad entre los poros.
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