miércoles, 26 de octubre de 2011

Poesía.

La poesía es amoral. La poesía es asexual. La poesía lo es todo. La poesía se desfragmenta como una flor envejecida. La poesía se vuelve polvo. La poesía somos todos. La poesía se vuelve luz. La poesía es pura locura. La poesía son cortes de piel. La poesía es el lienzo virgen. La poesía es pura locura. La poesía es una mentira disfrazada de verdad. La poesía es magma hirviente. La poesía satisface al alma. La poesía excita al asceta. La poesía existe en soledad. La poesía llora luz. La poesía es una catarata de pasión. La poesía es el sol congelado. La poesía es puro amor.

La poesía sólo es.

Espasmos de luz incandescente

Todo empieza con pequeños jadeos, pequeñitos y diminutos como tus cosquillas, lindos y suaves como tus besos en el cuello. Así hasta subir la intensidad al nivel electroshock.


Suicidio efímero,

no hay zumbidos ni hay ayer.


La cabeza trepidante revolotea como los últimos espasmos de una convulsion mortal mientras sientes como toda la energía acumulada de años y años de decepción se derrite en fantasía etérea.


La espina dorsal jadeante de placer.


Ya no atravieso mi coche con violencia contra la vida, ni eyaculo sobre Dios, solo vuelo sin sentir, vuelo en manía. Me rasco de ansias los ojos hasta deshacerme de ellos, sentir vibrar la calidez de la sangre me sulfura en paisajes infinitos.


Los instantes se vuelven eternos y el sexo se fragua de cosmos, son ocasos momentáneos, es la lucidez plena de la locura, son tus orgamos dentro de mí, es el calor del sol.


Y me estrello a mil por hora

y me deshago en tirajes de carne espiritual.


No muero, no me acabo, solo me transformo debajo de la insípida sangre de la depresión. Me he tragado al Fénix, me he tragado a la muerte de mi madre, me he tragado tu espíritu y ahora soy todas las nubes cósmicas en plena danza de viento.


Los dientes rechinan y tiemblan como acorazados lanzados desde el cielo, las bombas nucleares me queman la sien, el esperma se vuelve magma y tu imagen delirios.


Caos, caos,

demencial caos.


Me lanzo a los abismos y me deshago del paracaídas, busco las rocas más duras en donde caer, quiero vidrios, quiero pasión, quiero saliva, quiero tu sexo, quiero el frenesí.


Y me arrodillo,

frenético, maniático, excitado.


Que esta luz tan repentina nunca se acabe.

Que este fuego ardiente siempre combustione.

Que esta poderosa manía nunca se vaya.


(Y las luces moderan su intensidad.)